Gorbea por Pagomakurre

Tiempo hacía otra vez que no escribía nada.

Las obligaciones, la pereza y que de un tiempo a esta parte entre el mal tiempo y los catarros invernales ha habido pocas ganas de hacer nada.

Pero bueno, nos hemos animado y aunque no en las mejores condiciones nos hemos obligado a salir a dar un paseo por una de esas cumbres míticas de la zona a la que nunca me había acercado.

La cumbre que toca hoy es la del Gorbea.

Como hay un buen trayecto y el aparcamiento suele llenarse bastante fácilmente por la afluencia de montañeros y paseantes decidimos salir prontito por la mañana para llegar lo antes posible y poder coger sitio.

Sobre las 8 recojo a mi compañero de batallas y nos ponemos camino hacia Areatza , punto de partida de  la carretera para subir al aparcamiento de Pagomakurre , lugar donde dejaremos el coche.

Tras serpentear por la carretera llegamos a nuestro primer objetivo, el aparcamiento de Pagomakurre.


Vistas desde el aparcamiento.

Caballos pastando en el bosque.

Mesa de piedra del merendero.

Sobre las 9 y  estamos dispuestos a "comernos el mundo" , por lo que nos cambiamos de calzado  , nos abrigamos , cogemos la mochila, la cámara de fotos y la makila  y comenzamos la aventura de hoy.

Comienzo de la pista.

Comenzamos a caminar por la pista  junto a la cual discurre un regatillo con cristalinas aguas.

Regato que acompaña la pista.

Hemos avanzado un trecho y  nuestra espalda se oyen ruidos...  Por el escándalo pienso que es una cuadrilla de runners ( como los que me adelantaron subiendo al Eretza ) , pero no, solo es un caballo de los que pastan por la zona libres de ataduras.

Caballo "salvaje".

Un hito en el lateral de la pista nos indica que vamos por el buen camino.

Hito en el camino.

Ya en estos primeros comienzos de la caminata podemos empezar a disfrutar de los paisajes que nos rodean.

Montes de la zona.

No todo es perfecto ni está en armonía... Tenemos un mayo que marcea* y el tiempo está un poco loco.

A ratos el cielo está ( parcialmente ) azul, a ratos se nos echan las nubes encima y tapando todo a nuestro alrededor.

La niebla y las nubes acechan.

Pero bueno...vamos abrigados y las cuestas nos han hecho entrar en calor por lo que "no hay miedo!".

Más adelante un potrillo corretea feliz y contento , pero cuando nos ve acercarnos por el camino corre donde "mami" para que le proteja.

Potrillo junto a su madre.

Hemos ganado altura y entre nube que va y nube que viene podemos disfrutar de las vistas a las cimas que nos rodean.

Parece un día soloeado.

Vamos charlando y me van diciendo cual es el nombre de cada cima ( me acompaña una enciclopedia montañera andante ) , pero mi memoria es "de pez" y no me da para almacenar tanta información...

El tiempo es cambiante por lo que  en un momento haces una foto preciosa con el cielo azul e instantes después la cima está cubierta de nubes y casi no puedes ni presentirla...


Las nubes lo cubren todo.

Continuamos por la pista , que poco  gana altura serpenteando por la ladera.

Camino de ascensión a las campas de Arraba.

Los refugios que pueblan la zona juegan al escondite con nosotros... ahora me ves , ahora no.


En una de las curvas de la pista, donde es cruzada por un regato , aparece un cartel indicándonos la flora de la zona.

Cartel indicativo.

Ni que decir que estamos en un parque natural y que es sacrilegio ( y multable ) cortar una de estas flores.

Continuamos pista arriba y cada vez es mas espectacular el paisaje que nos rodea.

Lástima de día de nubes , porque despejado se tiene que ver "hasta el infinito y más allá", que para eso estamos en una de las cumbres más altas de Euskal Herria.

Nubes.


Llegamos a las campas de Arraba , una extensa planicie precursora de lo que está por llegar.


Campas de Arraba.

Un poste nos indica el camino a seguir para llegar al refugio o seguir hasta la cumbre.

Carteles indicativos.

Las nubes nos dan un pequeño respiro y podemos disfrutar de la bonita campa que nos rodea.

Dolinas en las campas.

El macizo del Gorbea es un complejo kárstico y como tal sus entrañas están horadadas por los procesos fluviales.

Si la capa del terreno retirada por las aguas está cerca de la superficie esta puede hundirse creando hoyos llamados dolinas  que da una visión peculiar a la zona.

Como la vena "topo" no se nos ha pasado completamente nos acercamos al borde de algunas a mirar a "ver si hay algo en el fondo".

No hay nada que ver por lo que continuamos por la pista  percibiendo lo mullida y bien cortada que está la hierba.

Eso es debido a los eficientes cortacesped que trabajan la zona.

Cortacesped en pleno trabajo.

Una preciosa pared preside las campas.

Pared de caliza.

Me cuentan que en esta zona estuvo el hospital para tuberculosos promovido por el Doctor Areilza , el mismo que promovió hospitales mineros en  Gallarta o Galdames ,cuyas ruinas todavía pueden verse en pié si nos acercamos al Alto de San Juan y las zonas que lo rodean.

Un poco más adelante se nos presenta un difícil dilema.

Carteles indicativos.

Seguir hacia la cima o tomar algo en el refugio.

Decidimos "echarle algo de gasolina al cuerpo" y nos decantamos por acercarnos al refugio.

Refugio del Gorbea.

 Un café con leche después estamos listos para continuar con nuestro camino.

Seguimos por la alfombra de hierba subiendo poco a poco por la ladera.

Colina a ascender.

El paisaje sigue siendo una delicia para la vista.



Precioso paraje.

Llegamos a la zona superior de esta pequeña colina y el camino se vuelve un poco más abrupto.

Un cartel nos da a elegir entre el "camino de siempre" ( peligroso en invierno por la posible nieve acumulada en su zona superior ) y el "nuevo sendero", un poco más alejado de la pared y por ello algo más seguro en dichas fechas.

Cartel indicativo de la senda nueva.

Tomamos el camino "de siempre" , pese a que está resbaladizo por el barro acumulado y la humedad de las piedras.

"camino de cabras"

A lo lejos, por debajo , podemos observar el pantano de Ariltza.


Pantano de Mendizabal.

Tras unos cuantos resbalones y algún que otro susto superamos el obstáculo sin accidentes graves.

Camino superado.

Podemos contemplar más de cerca nuestro objetivo, escondido entre las nubes.

Cruz del Gorbea.


Otro valle se abre a nuestros pies, donde nacen los ríos Baia y Aldabe.

Vaguada del Aldabe.


Esta también es zona de pastos y las vacas pacen libremente en armonía con la naturaleza.

Poco a poco la hierba va dejando paso a la roca  y afilados cuchillos brotan del suelo.

Rocas de la zona.

Pero no todo es roca en este lugar... un bosque de hayas decora el paisaje con sus diversos tonos y su precioso colorido.

Bosque de hayas.

Un nuevo cartel nos indica la ruta a seguir para llegar a nuestro objetivo.

Cartel indicativo.

Hacemos caso a sus indicaciones y continuamos caminando.

Toca atravesar otro pequeño bosque de cuyo suelo brotan las raíces de los árboles dándole un toque fantasmagórico al lugar.

Camino entre hayas.

Una vez atravesado y un poco más arriba la ermita de Nuestra Señora de las Nieves aguarda nuestra visita.

Ermita de Nuestra señora de las Nieves.


No vamos a hacerle el feo y nos acercamos hasta ella.

Detalle de la ermita.

En su interior, la Virgen vela por nosotros.

Interior de la ermita.

Se acabó lo bueno, que ahora empieza lo difícil.

Otros montañeros bajan por el camino después de hacer la cima a la que nosotros nos dirigimos.

Pedregal a superar.

Hasta aquí ha sido un paseo y ahora toca arremangarse y "sudar un poco".

Despacito, pero con buena letra, empezamos la ascensión a este último tramo.

Con cuidado de no tropezar vamos, paso a paso, ganando altura.

detalle del camino.

Subir por este pedregal se hace duro.

Es como subir por unas escaleras donde los peldaños están puestos al libre albedrío y encima, algunos de ellos , se mueven.

Pero con determinación y sudor vamos ganando altura.

De vez en cuando toca parar , girarse sobre uno mismo y disfrutar del las vistas del trayecto ya superado.

También aprovechar para sacar alguna foto y, como no , respirar un poco más tranquilo.

Camino superado.

A nuestra derecha,una nevera guarda algo de las nieves caídas este invierno.

¡Últimas nieves?

Que no nos engañe el cielo azul de la foto... Ahora estas viendo ese precioso cielo azul y cinco minutos mas tarde ( o por el otro lado )  solo ves el gris plomizo de las nubes.


 Superada la pedrera volvemos a ver el tapiz de hierba  bajo nuestros pies.

Es un momento perfecto para volver a sacar otra foto ( y tomar otro poco de aire ) del camino ya superado.

Las nubes nos acechan.

También de ver "la que se nos viene encima" en forma de nubes.

A todo esto, mi compañero se ha ido adelantando (  más bien yo quedándome rezagado ) , que él va "a su ritmo" poco a poco, pero sin pausa.

Suerte para él, que le queda menos para llegar a la cima :P .

La ladera de hierba aguarda nuestros pasos.

colinas finales.

¡Ya queda menos y nuestro premio se ve más cercano!

Cruz de Gorbea "de cerca".


Algo parecido a un quemador gigante aparece a mi izquierda.

"Cosa a cotillear"

Cotilla que es uno, toca acercarse a verlo con detenimiento.

"Cosa" de cerca.


El Gorbea es uno de los 5 montes "bocineros" existentes en el territorio de Bizkaia.

Se llaman así porque eran las atalayas desde las cuales , mediante señales acústicas y luminosas , se llamaba a Juntas Generales a los señores feudales en la edad media.

En días despejados , desde estos puntos, se ven todas las cumbres importantes del territorio ( y parte del extranjero :P ) .

Vistas desde este punto.

Un par de fotos y unas bocanadas de aliento después , continuo con mi cansina marcha.

La cosa se está poniendo fea y toca , como se puede, acelerar el paso.

Más nubes.

Hay que sacar fuerzas de donde no las hay y seguir ladera arriba hacia la cruz del Gorbea, que ya se ve cerca.

El objetivo, más cerca.

Que se vea cerca no quiere decir que esté cerca.

La pendiente se me hace dura y hay que serpentear para tratar de aliviar la inclinación de la misma.

Además, las nubes nos van siguiendo y ya están cerca de alcanzarnos.

Las nubes nos acechan.

Podemos ver algún resto de las nevadas invernales que han aguantado hasta el día de hoy.

Nieve en el camino.

En la cima, las nubes lo están tomando todo y cada vez cuesta más  ver la cruz que corona este monte.

Estamos muy cerca.

Otros grupos de montañeros ya han hecho cima y están retratando el momento.

Instantes después hago yo lo mismo.


¡Hemos llegado!


Acabo de "romper techo" y le debo una cerveza a mi compañero :P

El día no está para aguantar demasiado aquí arriba por lo que tomamos unas fotos rápidas y comenzamos el descenso.

"vistas" del lugar.


El sol quiere salir tímidamente entre las nubes, pero estas  no se lo permiten.

El sol trata de salir.

Comenzamos el camino de regreso y toca desandar lo anteriormente andado.

Si costó subir... también cuesta bajar.

La pendiente es pronunciada y el suelo está húmedo por lo que hay que andarse con pies de plomo para no resbalar y caerse ( o bajar rodando colina abajo ).

Además las piernas están cansadas lo que dificulta el trayecto de vuelta.

Recordemos, nos encontramos en un complejo kárstico... las dolinas pueden aparecer en cualquier sitio. Aquí arriba, también.

Dolina de la zona.

Cuando la colina pierde pendiente se anda mejor y ahora solo nos queda volver a bajar las "escaleras de piedra" para llegar a una zona más resguardada de las inclemencias del tiempo reinante.

Descendidas estas hacemos una pequeña parada en el camino para reponer fuerzas.

La fuente de Egiriñao es el lugar elegido para ello.

La fuente al fondo.


Sacamos el termo de la mochila y a disfrutar de nuestro segundo merecido premio.

"El premio".

Ni que decir que ya, bajando y superados los tramos "malos", podemos volver a tener una conversación "como personas normales".

Abandonamos nuestro refugio temporal y nos volvemos a poner en marcha.

Fuente de Egiriñao.


Las cumbres que nos vieron pasar hace un rato nos vuelven a ver de regreso (más cansados , pero felices por haber logrado el objetivo).


Atravesamos nuevamente el bosque de hayas, saludamos a l@s montañer@s con los que nos encontramos y regresamos a la vaguada del Aldabe, donde un buitre se ha posado en tierra.

Buitre posado.

Aquí es cuando hechas en falta un objetivo "más gordo" para poder sacar al bicho "mas de cerca" sin asustarle.

Pero bueno... hay lo que hay y se hace lo que se puede.

Le vemos "despegar" de nuevo y se pierde entre las nubes.

Llegamos de nuevo al "paso malo" y esta vez tomamos la senda nueva para "probarla.

Entre las nubes que lo cubren casi todo podemos ver cimas reconocibles.

Al fondo, Casi cubierta por las nubes, "Mari**" tumbada...

Mari, al fondo.


Giramos sobre nuestros pasos para poder observar el camino ya recorrido.


Nos alejamos...


Pero no toca mirar atrás, sino hacia adelante.


Me aleccionan sobre donde están situados los tejos más antiguos de la provincia.

Tilos más antiguos.

Y tras superar la senda nueva alcanzamos otra vez las campas de Arraba.

Esta vez no hacemos parada en el refugio sino que continuamos por el camino que nos guió a primeras horas de la mañana.

Toca volver a descender.

Camino de vuelta.

 Y despedirnos de la cruz, a ratos visibles, a ratos tapada por las nubes.


Tras caminar otro trecho, charlando y disfrutando de la compañía llegamos por fin al punto que nos vio partir hace ya un rato largo.

Llegamos al aparcamiento.


Cansados, pero contentos descansamos un poco, nos cambiamos de calzado, guardamos los bártulos en el maletero y comenzamos el regreso a casa, que es tarde y "el plato de alubias" nos espera.


Fin.

Que vuestros pies os lleven por bonitos paisajes. 

* Refrán que indica que cuando en marzo hace el tiempo que debe hacer en mayo , en este mes suele hacer el tiempo que corresponde a marzo.

** Mari ,  personaje mitológico de la cultura vasca es la personalización de la Madre tierra y habita todas las cumbres vascas.

En todos los grandes macizos vascos existe una cueva que es la morada de Mari siendo la principal la del monte Amboto por lo que a Mari también se la conoce como "la Dama del Amboto".

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